Debido a su conocimiento profundo de todo lo que rodea a la música, es capaz de tratar temas que no veréis nunca ni en la revista de los 40 Principales, ni en la Rolling Stones, ni en la Kerrang, ni en la Los + Mejores, pero no porque ella no quiera (que lo está deseando) sino porque la evitan.
Hoy nos trae su crítica feroz en Gato Musical.
Susi Bemol - Gato Musical
El otro día un compañero de trabajo me dijo una cosa que me dio que pensar: Un gato nunca ha sido muy musical ni lírico.
Son bohemios, son más de andar solos y mirar a la luna.
Entonces me puse a pensar canciones de gatos, que haberlas haylas, y vi que realmente son todas raras. Pero incluso siendo raras alguna a triunfado.
Esto refleja nuestra cultura musical... pero es lo que hay.
El gato que está triste y azul de Roberto Carlos: Que buen ejemplo.
Mira que puede tener colores un gato, pues nada, va el tío y me lo pinta de azul, me lo sube a un tejado y además le cuenta algo para que se ponga triste.
Ni que fueran como los pollitos esos que vendían de colores cuando éramos pequeños. Yo tuve uno verde, y si, muy contento no parecía estar. Le pisé (sin querer).
Imagínate un gato azul en un tejado, azul pitufo que da más grima. No estaría mal como adorno. Pero claro, lo normal es que se ponga triste al verse reflejado por ahí en algún charco. Sólo le hace falta el gorrito rojo para ser Pitufo Felino.
Pero bueno, Roberto Carlos se sacó un pellizquito con esta canción sin sentido y a él le vale.
El gato que hace uy uy uy de Rosario Flores.
Un claro canto a la drogaina mezclada con gatos. Una persona que le empieza a dar subidón, se le dilatan las pupilas, que no distingue el bien y el mal, se le junta la noche con el día. Dice que nota una fuerza que le empuja a saltar... y de repente dice que su gato hace uy uy uy uy, cuando todo el mundo sabe que un gato lo que hace es marramamiau miau miau como el señor Don Gato.
Otro pellizquito que se sacó la Rosarillo con esta canción. Uy uy uy uy.
Esta canción si que es para detenerse y darle una vueltecita, ya que si la juventud de ahora está regular y los más mayorcitos tenemos ciertos traumas, es en cierta medida por culpa de esta canción.
Intentan jugar con los sentimientos de los niños, y les enseñan antes de tiempo que la vida es muy perra. Disney no juega así con los sentimientos...
Éste es el resumen rápido del temita en cuestión:
Un gato sentadito en un tejado, todo feliz, a su bola, con su chaquetita y su corbatita.Pero viene el cartero y le da una carta, certificada, del Señor Gato Pardo.
El gato con sus patas de gato abre la carta. Te parecerá fácil, pero es un gato y le cuesta.
En la carta le pone que si se quiere casar con una Gatita Blanca. El gato se engorila al ver la foto y de la emoción se cae del tejado, se rompe todas las costillas y se muere... vaya mensaje para los niños:
El amor mata, sobre todo si te enamoras por correspondencia encima de un tejado.
Al pobre gato le llevan a enterrar hecho un trapejo. Sumamos más trauma para los niños: El gato ha estado agonizando con las costillas rotas y al final ha muerto sin que nadie le auxilie.
Pero en el cortejo fúnebre del gato, pasan por un jardín donde están haciendo una barbacoa de sardinas y el gato resucita.
Flipa, un gato zombi que regresa de entre los muertos para vengarse de los que le negaron auxilio en su momento, y para zumbarse a la Gatita Blanca que se quería casar con él.
Ya veo a todos los niños llorando: muerte, zombis, violaciones... Esta canción nos forjó como personas o algo parecido.
Menos mal que siempre nos quedará ese gato, el rey de la ciudad, ese que es genial y se mueve con soltura entre cubos de basura: Isidoro.
Isidoro, la excepción que confirma la regla... a medias.
La canción no era demasiado buena la verdad, pero seguro que al escucharla chascas los dedos o mueves el pie al ritmo.
Yo soy más de perros, ¿y tú?
¿Y el Gato Lopez? ¡Es un gato Ska!
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=iKgwV5TZhHo
¿Y Felix el gato?
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