Hace mucho que no sé de Don Armando de Brevería, que no me manda nada, así que fui a verle a la taberna.
Me dice que está algo pachucho, que la vida le golpea con desdichas y desdenes hace un tiempo, que cada ilusión que pierde le quita un año de vida y no encuentra apoyos en quién él creía que eran sus amigos.
Hablamos largo y tendido, y después de un rato y una frasca de vino me dice que su hijo, Lucio de Brevería, le ha mandado un texto escrito un día, uno de esos que todos hemos tenido alguna vez, un Lunes 12. Léelo que seguro que te suena. A mí si.
Esta semana Patricia Quimera se ha enfadado un poquito conmigo, porque la he dicho que a veces se rayaba un poco escribiendo cosas.
La historia de La Habitación que nos cuenta hoy podría usarse para hacer una peli o algo, de esas rarunas de suspense-mubi-thriller-mubi-terror-mubi-psicológico-mubi.
Después de leerla he tenido que decirle que, aunque es un poco rayada, la historia estaba muy molona. Pero seguía enfadada.
Espero que no deje de mandarme historias.
