jueves, 28 de noviembre de 2013

Santiago Siluro - La Profecía del Metal

Hola amigos. Cuanto tiempo, ¿verdad?
Es que con este frío he tenido problemas, si.
He perdido los dedos, y con los muñones no se escribir.
Menos mal que mi tatarabuelo era primo de Piccolo, y me han vuelto a salir los dedos, si, los 11.

Pues resulta que Santiago Siluro estaba en un descampado buscando noticias. Se hacía caca, entonces hizo un agujero en el suelo para dejar el chorizamen y se encontró una botella de limón La Pitusa con una manuscrito dentro, una Profecía del Metal.

Pues nada, ahí lo lleváis.




Santiago Siluro - La Profecía del Metal

Hola amigos, si, soy yo, Santiago Siluro siempre en busca de la noticia, la primicia, la exclusiva.

El otro día fui a un descampado de las afueras, porque un confidente me chivó que una famosilla y un torero iban a comerse los morros a cara de perro. Así que allí pensaba presentarme yo con mi cámara de fotos Casio y mis habilidades reporteriles.

Lo que pasó es que el GPS se lió un poco. Le puse ir a DESCAMPADO, y claro, como concreté poco me llevó a un descampado a tomar por jander, donde da la vuelta el aire.

Después de esperar 3 horas y ver que allí sólo había un yonki cantando una de Raphael me fui detrás de un árbol, porque me hacía caca.

Al hacer un agujero en el suelo para depositar mis cositas olorosas vi algo. Era una botella de limón de La Pitusa. La abrí y dentro vi algo que hizo que se me cerrara el ojete. Era la Profecía del Metal. Ala, leedla por farol.



{leed esto intentando poner en vuestra mente la inimitable voz del gran Constantino Romero}


Y cuenta la profecía que cuando Raphael cante una de los Héroes del Silencio, un jevi triunfe en un programa de televisión, el cantante de Obús salte de un trampolín en Tele5 y en los 40 principales suene una de los Gigatrón, los 4 jinetes salvadores del Metal vendrán cabalgando el día del ruido letal hacia la zona cero lugar del resurgimiento, cada uno desde su cueva cochambrosa pero molona a la par que coqueta.

Concentrados en el descampado de césped artificial estarán todos los moñas cantando canciones de Malú y Melendi, cuando de repente fallarán los altavoces, se hará el silencio, cundirá el desasosiego y una balada de los Manowar sonará en una flauta dulce de madera de geranio interpretada por Miguelitros, el yonki más conocido del lugar.

Entonces, rompiendo el silencio y unido al temblor del suelo de los cascos de los 4 caballos de los 4 jinetes, sonarán al compás 2 bombos gigantes que caerán desde el cielo tocados por Txus Di Fellatio. Una garráfaga de viento frío despeinará tupeses y ricitos, y levantará minifaldas.

Del Norte vendrá un fornido muchacho rubio, melena al viento y calva incipiente, portando una Gillette mojada en vinagre y sal, que escuece más. Vendrá en su caballo blanco 
llamado Jolopainen.

Del Sur vendrá un enclenque pero fibrado señor con pelo rizado, echando por su boca un denso y aromático humo, portando un hueso gordo y un cigarrito encendido. Vendrá en su caballo negro llamado Pelopo.

Del Este vendrá un jodido chino pequeño, anunciando masajes a 6 eulos, con un matamoscas eléctrico y una botella de agua, para escalambrar. Vendrá en su caballo rojo llamado Caballo Sí.

Del Oeste vendrá Charlton Heston mascando tabaco con una Winchester del 73, mostrando su carnet del Club del Rifle y lanzando sándwiches de manteca de cacahuete caducado. Vendrá en su caballo amarillo llamado Mounty on the Bounty.

El ruido de los cascos de los caballos, unido al redoble de tambores de Txus y acariciado todo por la melodía de la flauta dulce de Miguelitros, hará que una llama negra y roja surja en el concierto de Malú y Melendi y todos los moñas ardan en el fuego del Metal, mientras suenan las campanas del infierno de AC/DC y un olor a ganchitos de queso y torreznillos inunda el lugar.

Los 4 jinetes irrumpirán en el descampado, y empezarán a llover entonces andanadas de ostias como hogazas de León. Volarán dientes, horquillas rosas y zarcillos de oro. La sangre se esfumará por el fuego del Metal. Aquello parecerá las rebajas de Enero.

Al final, cuando cesen los gritos, cuando la mezcla de humo y polvo desaparezca, el silencio se hará de nuevo sobre los restos de la batalla, y una Fender Stratocaster blanca y marfil surgirá de las tinieblas para dar luz a la humanidad, y hará sonar un onanista solo de guitarra de 13 minutos, 13, mientras el viento que generará hará que las cenizas de moñas se esparzan por el campo siendo abono para las plantas de hierba-buena-tu-ya-sabes-mi-amol.

Los 4 jinetes abrirán las alforjas de sus caballos y sacarán mortadela, fuagrás y kalimotxo fresquito, cuyo olor servirá de llamada para que todos los hermanos hasta ahora escondidos en cuevas de las montañas aparten las melenas de sus ojos y acudan el punto de encuentro, donde disfrutarán eternamente de un concierto de rock y metal por los siglos de los siglos. Así sea.

Los cuatro jinetes, tras haber cumplido su misión, se convertirán cada uno en un pub jevi, un Donner Kebab, una tienda de alimentación de chinos y un parque con bancos, respectivamente.

La felicidad será eterna, pero mientras llega el día de la profecía del metal resistiremos los azotes del pop cerrando los puños y esperando con fe el momento.

Así sea.

1 comentario: