domingo, 3 de marzo de 2013

Nicolás Husmea - Un Segundo

Cuanto tiempo sin saber nada de Nicolás Husmea.

El otro día me le encontré en el Metro, dónde si no, y estuvimos hablando mientras las estaciones pasaban y pasaban por delante nuestro.
Me dijo que el otro día vio algo que le pareció bonito y lo escribió.

Según Nicolás las cosas más bonitas pasan en un instante, en un segundo.

Después de leerlo me dejó con la mosca detrás de la oreja... leedlo y a ver si la misma mosca os ronda.




Nicolás Husmea - Un Segundo

Son las 8:00 de la mañana y, que raro, el Metro hoy va más despejado de lo normal.
La gente no corre por los vestíbulos, no hay aglomeraciones en las escaleras, el andén no está lleno... no sé, hoy todo fluye, es todo más tranquilo.
Me paro en el andén a esperar a que llegue el metro y como siempre miro a mi alrededor.
A mi derecha hay un chico de unos 32 años, moreno, con los ojos cansados. Se nota que no ha dormido mucho o tiene mucho sueño. Tiene pinta de dormilón. Lleva la música puesta con el MP3 metido en un bolso cruzado.
En el andén de enfrente hay un par de señoras de unos 60 años, y un niño de 10 años que debe ser el nieto de una de las señoras.
También hay una chica joven, de unos 30 años, morena, pelo largo, bastante guapa. Va hojeando el 20 minutos.
Llega el tren y se abren las puertas. Aunque en el vagón no hay mucha gente, tampoco hay muchos sitios libres. Dejamos que las señoras y el niño se sienten. Me quedo apoyado en la puerta. El chico y la chica se agarran de la barra superior, en medio del vagón.
El joven hace intentos de seguir el ritmo de la música, pero el sueño le impide que los movimientos sean demasiado rítmicos.
Ella para pasar la hoja del periódico suelta un momento la mano de la barra. Pasa la página e intenta agarrarse de nuevo mientras no despega la mirada del periódico. A tientas intenta buscar la barra, y cuando cree conseguirlo agarra sin querer la mano del joven.
La chica de un respingo suelta la mano y le pide perdón. Él se ríe y la mira, le dice un "no pasa nada" pero no deja de mirar a la joven. Ella le devuelve la sonrisa y vuelve al periódico.
A él le ha gustado la sonrisa, y de repente sus ojos ya no están medio cerrados. No deja de mirar a la chica, parece que le ha gustado. Su pelo moreno suelto, cayendo sobre el hombro, su piel clara y suave, sus ojos negros y grandes, su nariz pequeña y respingona, su boca pequeña y bonita...
Ella se da cuenta que él joven le mira, y le devuelve la mirada. Sus miradas se cruzan y ambos aguantan la mirada durante un segundo. Pero la vergüenza hace que ambos desvíen sus ojos hacia otra cosa, sonriendo eso sí.
Él siente que se le acelera la respiración.
Ella desvía de vez en cuando su mirada al chico.
Le gusta la expresión de su rostro, aunque lleve barba de 2 días. Su pelo empieza a estar largo y se le nota que empieza a ensortijarse. Tiene unos ojos muy negros, con las pestañas largas, lo que le hace unos ojos bastante bonitos.
Él se da cuenta que ella le mira, y nervioso hace que se crucen de nuevo sus miradas. Ella enseguida baja su mano, para pasar de nuevo la página del periódico. Y cuando se va a agarrar de la barra ve que él ha acercado su mano.
Un frenazo del metro hace que ella pierda el equilibrio, con lo que él intenta con su mano, en un movimiento instintivo, agarrarla, lo que hace que él pierda el equilibrio también. El periódico cae al suelo y se desmorona.
Ambos se agachan a recogerlo con una "vaya" y un "se ha descolocado" y un "gracias, no te preocupes si..." y un "tranquila, te ayudo".
Cuando él le da la parte que ha recogido a ella rozan sus manos y se quedan mirándose solo un segundo, pero un segundo eterno.
Un "gracias" y una sonrisa es el botín que el joven ha conseguido, así que le devuelve la sonrisa con un "de nada".
Ambos están un poco rojos de la vergüenza y no pueden quitarse la risa tonta de la cara mientras no saben a dónde mirar
Sus manos están muy juntas en la barra superior del metro. Tan cerca que ella posa un dedo sobre la mano de él. Da la sensación de que el tiempo está parado y los segundos no quieren correr.
Se para el metro y se abren las puertas. Ambos han llegado y se bajan.
Lo que pasa después no lo puedo contar porque ya está fuera de mi jurisdicción, de mi vagón, pero creedme, lo sé bien...


3 comentarios:

  1. "pero creedme, lo sé bien..." Voyateur!!!!!!!!!

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  2. Eres un romántico...guarrete pero romántico, vaya si sabías lo que pasó después!

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  3. ¡uoh! La primera vez que me asomo por este blog, aquí hay mucho que leer :-D empezaré por el final, como los periódicos.

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