Nicolás Husmea - Señor Nariz de Patata

Con esto de las huelgas de Metro, los vagones cada vez van más petados y cada vez es más difícil que Nicolás Husmea encuentre algún temita molón que contarnos.
Además en estos últimos días ha preferido andar, para bajar el turrón de chocolate.

Pero aún así el otro día se encontro en el Metro con el Señor Nariz de Patata, un personaje que se está haciendo habitual en sus viajes, y al que ya ha calado sus intenciones.

Si le véis, que no os pille de sorpresa, que Nicolás ya os avisó.
¡El Señor Nariz de Patata os acecha chicas!

Nicolás Husmea - Señor Nariz de Patata

8:00 de la mañana y ya estoy de nuevo aquí, en el metro, que pereza, bfff...

Entro en el vagón y busco algo que me entretenga, a ver que me puede distraer hoy.

Veo a dos chicas, de unos 15 años, hablando del examen de hoy. Del reino de Castilla, de Alfonso III... vamos, historia, un coñazo. Aunque intercalan historias de otro Alfonso, el rubito guapo del "B"; también de sus cositas del móvil, una nueva aplicación, el wassup, las fotos del viernes... bueno, si no hay otra cosa será mi distracción. ¡No paran de hablar y son las 8:00! Qué tías...

Oteo a derecha e izquierda. Gente cansada, leyendo, escuchando música, miradas perdidas... pero hay un tío que me llama la atención:
Desde ahora será el Señor Nariz de Patata.

Es un tío grande, en todos los sentidos, barba rala y descuidada, abrigazo gris dos tallas más grande, camisa de leñador, nariz de patata y cascos de los antiguos para escuchar música.
Tiene pinta de ser un tipo raro, y mira para todos los lados.

Se para el metro. Se abren las puertas. Toca transbordo.

Las chicas del examen aburrido se van para otra línea, pero el Señor Nariz de Patata y yo vamos al mismo andén.

El tío sigue mirando, anda un poco, mira de nuevo y se coloca detrás de 3 chicas para entrar al vagón.
Me da a mí que ya se lo que busca el Señor Nariz de Patata.

Llega el vagón, entran las 3 chicas, el Señor Nariz de Patata y yo.

El vagón va llenito, pero con hueco suficiente para no lamer el cuerpo a nadie. Sin embargo el Señor Nariz de Patata, teniendo hueco para apoyarse en la puerta e ir a gusto se arrima a la chica morena, mientas mira al lado y escucha su música, si, esa música que escuchan los Nariz de Patata.

A la chica se la ve nerviosa, pero curiosamente más nerviosa está la rubia de mi lado.

El vaivén del metro hace que el Señor Nariz de Patata se lo pase bien, y creo que no es por la música. A su vez la chica morena mira de reojo; creo que ella no lo pasa bien.

La rubia de mi lado que observa todo indignada le invita a la chica morena a que se venga hacia ella, o a cambiarle el sitio, "A ver si se atreve a hacer eso conmigo"

"Gracias, no sabía si era cosa mía o el guarro éste estaba muy cerca..."

¡¡¡Defcon 2!!! El Señor Nariz de Patata ha sido descubierto y tiene que poner en funcionamiento el plan B.

Mira como si no supiese de que va la cosa, a un lado y a otro, me mira a mí, "A mi no me mires Señor Nariz de Patata que el que se frota eres tú".

La chica morena agradece el apoyo de la chica rubia. Se unen en contra del enemigo.
Hablan en alto para que la gente lo oiga y el Señor Nariz de Patata se muera de la vergüenza.

Una voz femenina a lo lejos apoya la causa: "Me dan asco esos cerdos. Deberían cortarle la mano, o quizás otra cosa".

Todo el mundo le mira. Cientos, miles, millones de ojos taladran al Señor Nariz de Patata.

El Señor Nariz de Patata ha fracasado, ha perdido la batalla y ya piensa en la retirada, pero hace como si no fuese la cosa con él.
Hasta que no abran las puertas no puede hacer nada más que aguantar el chaparrón y disimular. Sigue cantando la canción de los "Potato Nose", pero está nervioso.

Se abre la puerta. ¡Qué casualidad, es su parada! Se baja y se va curiosamente en sentido contrario a la salida.
Otro vagón espera su llegada, y si tiene suerte (él) otra muchacha sentirá su patata, la patata del Señor Nariz de Patata.

¡El Señor Nariz de Patata os acecha chicas!