sábado, 26 de abril de 2014

Diario de un Mongler: De Cejas

Y es que yendo bien prontico en el Metro me puse, como habitualmente hago, a mirar los caretos de la gente.

Esta vez me detuve a mirar a una chica, en concreto sus cejas. Estaban muy bien formadas, muy perfectas, demasiado. Pero claro era todo falso. Menuda decepción.

Se le notaba que antes de la depilación eran más gordacas y espesotas. En algún momento, y por lo que sea, se le ocurrió depilárselas.  Pero pienso: ¿Utilizó alguna regla, algún cartabón, o algún nivel para poder conseguir que ambas quedaran especularmente iguales?


Quizás algún arquitecto estudió para esteticién  y justo después le depiló las cejas a esta mozalbeta. Tiró unas líneas, un par de tangentes, pim pam… ¡Pásame ese escalímetro y las pinzas!

También vi que la parte depilada le estaba empezando a crecer de nuevo. Vamos, que tenía unas cejas a dos niveles. Me hizo gracia. Parecía como un pequeño campo de golf, con la parte de césped alto, y el green con el césped cortadito.
Me imaginé gente pequeña jugando al golf en sus cejas. Me provocó una sonrisa. Entonces ella me miró con cara de asco: había un tío en el Metro mirándole las cejas y riéndose… cuanto menos curioso.
Me quedé con las ganas de preguntarle en qué momento cree ella que es el momento de volver a depilarse las cejas. El pelo empieza a asomar, pero no asoma… Es una delgada línea. Como sus cejas.


P.D. No entiendo el título de la peli “No es país para viejos”






1 comentario:

  1. Nicolás Husmea: ¡Eh tío, que te pasa! Las cosas que pasen en el Metro son cosa mía. ¡Te reviento!

    ResponderEliminar